Después de tanto renegar hasta ceder a lo obvio, básicamente he querido darle más vida a esta página, hacerla tanto más vistosa como más representativa. El trabajo, creo, no ha terminado, apenas y voy colectando usos y abusos de la blogósfera entera.
En las pocas incursiones previas a este apego a la red, descubrí un sitio para crear nubes de palabras y el resultado de ese juguetito es ahora uno de los agregados en la columna de la derecha. No aparece en el link tradicional que propone wordle, porque la regué y sólo capturé la pantalla y aparece apenas el jpg, medio invertido. Pero aquí está el crédito, sólo por aquello de no te entumas.
Si por mi fuera hubiera escrito más en esta semana, pero, como dijera Roger Wolfe en su libro El índice de Dios:
No está mal, el trabajo no me ha molestado nunca, a excepción del tiempo que te quitan. Pero de eso se trata. Vendes tu vida por horas a cambio de dinero. La gente se engaña dándole excesivas vueltas a la cabeza, pensando que es el esfuerzo físico o mental, los conocimientos, la experiencia, lo que vendes, pero no es así. Se trata de tu vida, lo que estás vendiendo. Cuestión de prioridades lo que pretendas hacer con ellas y con ella.
Las palabras son parte de una novela y de una personalidad ficticia, pero creo que pocas cosas tan reales he leído. Según la wikipedia, el tal Wolfe tiene 4 novelas más, todas con títulos sorprendentes e igual de inconseguibles en estas tierras. El hombre es de nacimiento inglés, pero desde los 4 años vive en España. Parece haberse dedicado más a la poesía y que yo sepa nada de lo suyo es CF.
Pero esto no era para promocionar nada ni nada por el estilo. Sólo para escribir, aunque quizá tardé mucho, porque ya no estoy en-k-bronado, sólo cansado de tanto mugre trabajo.
Y si pueden, gocen más, antes de volver.
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