Feliz año de ciencia ficción, feliz año de contacto (diría Clarke), aunque sea con los alienígenas comportamientos del mercado, de los mismos gobernantes, de todo este maldito extrañamiento que se la pasa friegue y friegue.
Feliz año, porque si uno no se lo maquilla, el año, así solito, nomás no va a hacer nada.
Y hablando de salones de belleza, este blog acaba de pasar por uno pequeñito pero que cambia un poquito la monotonía de este blanco y de lo que ya de forma clásica han visto y hasta pretende prevenirme a mí mismo contra la tentación de volver a llenar las fechas con fotografías de otras personas, aunque sus blancos sean una inspiración constante...
Muchos esperábamos esta fecha como esperanza definitiva de la llegada de la maravilla futurista, como una segunda oportunidad al mundo de corregir sus rumbos hacia una dirección más excitante y menos prosaica... pero tenemos nomás este mundo y así, jodido como esté, no nos queda otra que tratar de encontrarle la belleza y la poética y lo que se deje.
Progresos hacia el espacio... pues no muchos... fuera de que los japoneses, consumistas como siempre, sacaran todavía en diciembre del año pasado su espacio-cerveza (quien no vio La Batalla de los planetas y soñó con espacio-hamburguesas) es decir, cerveza de grano cultivado en órbita.
Fuera también de una luna azul y doble el 31 de diciembre (no estaba briago y no es que aparecieran dos lunas en ese momento, pero sí se apareció un par de veces en el mes) y de unos empleadores que cada vez parecen más sacados de 1984 de George Orwell, los progresos, los grandes saltos para la humanidad tendremos que darlos en las artes, en la escritura y la ciencia ficción o de otra manera esto será la depre y la desesperación.
Por aquí, pues, seguimos y seguiremos. Por aquí y por la langosta que ahora sí va a sacar el colmillo. Nomás esperen y verán.
Y gocen mucho, antes de volver 8-D
No hay comentarios:
Publicar un comentario