Porque no es fácil despedir a uno de los rudos más pujantes que no sólo se aventó varias caídas con el cáncer, hasta vencerlo.
Porque no se conformó con las reglas que otros le dieron, ni con las enseñanzas de su padre, y formó a los Perros del Mal y hasta introdujo formas extremas de lucha (quién no recuerda a Damián lanzándose desde una grúa).
Porque aunque nos pese y lo vayamos a extrañar (aunque tundiera a Myteziz y no lo dejara volar), quizá para su rudeza, no había mejor manera de irse, que en esta lucha de titanes, contra Rey Mysterio (entre otros y la teoría de superluchas para mi es la buena), sobre el ring.
Porque como ya lo dijeron muchos comentaristas deportivos, éste debería ser un trampolín para arreglar lo que no anda bien con nuestras luchas libres...
Por todo eso, no podía dejar de escribir. De rendir honor a este rudo de rudos.
Dencansa en paz, Hijo de Perro Aguayo...
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