Porque aunque a mí no se me den esas cosas, resulta que a uno no le queda sino reconocer lo que hacen otros, a la par, en paralelo, como reacción.
Como no se me da orita con él la grandilocuencia, va la gráfica.
Sé que estuvo en las primeras revistas; que hizo con Zárate y Porcayo un par de números de una revista electrónica que naciera a la par que la Langosta: Cuerpo a tierra. Sé que fue amigo, promotor, un luchón incansable de las letras.
Sé todo esto de lejitos... Pero lo sé y no se vale olvidarlo, ni pretender olvidarlo.
Juar Hernández Luna fue parte de los constructores de la literatura poblana, de la de CF y la de lo policiaco. A lo mejor hasta de más... el caso es que fue cuate de mis cuates... y hoy quiero recordarlo, a más de una semana de caído, entre las filas de las bajas de la guerra diaria. De la guerra por la propia y meritita identidad.
Descansa en paz, carnal, luego te alcanzamos.
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