DEL NUEVO HOSPEDAJE

O del nuevo vecindario, como parece decirse en esta blogosfera, cuando alguien cambia de servicio.

La culpa, de todo esto, no la tiene mi japonesa bailarina, sino su seguro servidor. Estaba harto de ver cuántas dificultades ocasionaba mi terquedad de recurrir a otro servicio de blog, cuántos colegas declaraban imposible hacer un vínculo directo a mi página.

Así que a regañadientes, después de los consabidos "te dije", de Porcayo (en esta tarde de correcciones langosteras, con la Lobita incluida), quien siempre apostó por este servicio, al fin decidí cambiar y pasarme al clásico, a este que parece ofrecer incomparables apoyos.

Algunas rebeliones acaban así, en la pura contrariedad desarmada y encorajinada.

En esta mudanza se perdieron comentarios que no supe extraer, y no se me ocurrió copiar de la manera más simple. Para la familia Lobo (que hasta se acordó de mi diablo), para Tonini (uno de los que aseguró imposibilidad de linkeo), va mi agradecimiento. También para bloginom, que hizo lo suyo, que me dio espacio. Quizá debí tenerle paciencia, pero esa es una de mis más terribles carencias.

Ahorita ya es bastante tarde (ya hasta taxi tendré que tomar) y sólo por ello no postearé muchas cosas nuevas.

No sé en qué punto el consejo editorial de la Langosta se ponga de acuerdo para hablar de la nueva amenaza nuclear, pero a mí me parece básica. Corea del Norte, hasta donde me acuerdo, jamás figuró como potencia atómica en ninguna novela o cuento de CF.

Hoy parece serlo y de una manera en verdad ciencia ficcionera. Quién sabe si sigan con sus pruebas y sus posturas. Tras mirar una de mis clásicas películas orientales (Coreana, para ser precisos), una con argumento de CF, pero puro desarrollo a la thriller (el género, no el video del Jackson), algo me queda claro: Corea tiene mucho por qué luchar, tiene un montón de cuentas pendientes. Vean la movie. Mínimo este trailer y entenderán de qué hablo:

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